Si Pontevedra es hoy una ciudad moderna, en parte, es gracias al esfuerzo y talento de Alejandro Rodríguez Sesmero. A finales del siglo XIX , el adjetivo medieval era en la concepción urbanística del momento sinónimo de atraso; por ello, el Ayuntamiento decide llevar a acabo el derribo total de la muralla. Se pierde un vestigio muy importante de la historia y de la memoria, pero se gana una Boa Vila dispuesta y decidida a salir del ostracismo y abrazar el progreso. La oficialización de la capitalidad en 1833 atrae a las industrias, a los poderes políticos e instituciones; urge adaptarse, estar a la altura. Y será Sesmero quien tome la batuta. Nace la Pontevedra burguesa, la Pontevedra de Sesmero.


Para que puedas seguir disfrutando de la historia de Pontevedra, te invito a pasear por sus pazos urbanos, a conocer al simpático loro Ravachol o a perderte en sus pequeños comercios.